«En los 80, las mujeres trans vivían excluidas del sistema»

Carla Millán (fotografía cedida por la entrevistada)

Carla Millán, 50. Los años 80 fueron duros para las mujeres trans, ya que la mayoría eran excluidas del sistema, vivían de noche y no tenían otra opción que la prostitución. Carla Millán, voluntaria de la asociación Lambda, tenía la suerte de ser de una familia con un nivel adquisitivo suficiente como para no tener que dedicarse al trabajo sexual, no obstante, no quería llevar una vida en la marginalidad y optó por retrasar su transición: «Vi que no era el momento para dar el paso porque pensé que no era la forma de vida que yo quería. Yo no estaba preparada para eso, quería ser una persona más. Además, en ese momento no te cambiaban el nombre y para mí sería humillante ponerme relleno en el pecho con un nombre masculino en el DNI», aclara.

Los 90 tampoco fueron los mejores años para empezar el cambio, debido a un problema médico que le impidió utilizar estrógenos, así como los requerimientos que se exigían. Este era «pasar un año viviendo como mujer sin tratamientos», lo que Carla consideraba como innecesario. No obstante, 2013 fue el año en el que finalmente comenzó su transición. El principal problema al que se enfrentó fue la inferior efectividad de las hormonas debido a la edad, ya que estas no hacen tanto efecto como a las personas jóvenes.

«Muchas personas trans realizan la transición sin salir a la calle por fobia social»

Su transición fue dura porque tuvo fobia social y tenía pánico a salir a la calle, algo frecuente para este colectivo durante este proceso. Por ello, apuesta por el respeto mutuo para evitar la discriminación: «Yo antes no me respetaba nada y ahora ha cambiado. No veo por que se debe hacer sentir incómodo a alguien que sea diferente».

Actualmente, la activista de Lambda señala que los tiempos han cambiado y pese a ser ella una persona totalmente abierta y tolerante, hay ideas que no logra entender, como las teorías no binarias, es decir, aquellas que formulan la existencia de un tercer género para aquellas personas que no se definen como ‘hombre o mujer’. «Tengo un bagaje por la época de la que vengo y no tengo las mismas ideas que las personas nacidas en este siglo», confiesa.