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Ballrooms: Fusión entre clandestinidad y necesidad de expresión

  • Foto del escritor: Transmitiendo
    Transmitiendo
  • 8 may 2020
  • 4 Min. de lectura

Los participantes se organizan en ‘familias’ para competir por la mejor reputación y ser la ‘casa’ más popular


Kikiball en Picadilly (València). Fotografía cedida por Ororo Cosima y Mussa Cosima

Con un reparto formado por MJ Rodriguez, Indya Moore o Dominique Jackson, entre otras, la serie Pose se estrenó en 2018 trasladándose hasta el Nueva York de los 80 para mostrar cómo era la vida de las personas LGTB y en especial las mujeres trans y el boom de la llamada ‘ball culture’, que en los últimos años ha llegado a València


Este fenómeno tan popular, y a la vez clandestino, nació en esta misma ciudad como una forma de expresión de todos aquellos que en la época no podían hacerlo libremente, como eran las personas LGTB, los latinos y los afroamericanos. En estos eventos o ‘balls’, los participantes actuaban, desfilaban o bailaban en diferentes categorías y eran juzgados a partir de su vestuario, maquillaje o actitud. Esto les permitía acceder a títulos y labrarse una reputación, ya que para el resto de la sociedad, eran invisibles, tal y como afirma uno de los pioneros en València, Ororo Cosima: «Ahora no se entiende tanto, pero en ese momento, había mujeres trans o negras que no podían ser modelos, por lo que estos títulos les permitían serlo de cierta forma».

Uno de los mayores problemas durante esta época era la LGTBfobia, y estas personas habitualmente eran echadas de casa por sus padres y acababan en los barrios marginales buscando la forma de ganarse la vida. Frente a esto, aquellos que contaban con una situación económica más pudiente acogían en sus casas a estas personas más vulnerables y por ello surge el concepto ‘familia’ en las ball room. Generalmente, era una mujer trans la que organizaba estas familias y se la conocía como ‘madre’, siendo la responsable de criar y educar a sus ‘hijos’. En estos eventos, competían por familias y el objetivo era ser la casa más popular o con la mejor reputación.


Los participantes se agrupan en 'familias' y cuentan con una 'madre' que, tradicionalmente, se encargaba de criar a sus 'hijos'

La clave de estos actos era la tolerancia absoluta con todos los participantes, independientemente de su raza, orientación sexual o identidad de género, ya que todos eran conscientes de las duras condiciones ‘en el mundo real’ para todos ellos. Por lo general, estos eventos a día de hoy mantienen la gran tolerancia que los define desde sus inicios, sin embargo, uno de los principales problemas que presentan es la falta de reglas escritas, tal y como señala el miembro de la familia Cosima: «Estos eventos eran clandestinos, nunca se han regido por normas estipuladas, sino reglas de conocimiento general. Es un espacio tolerante en relación a la LGTBfobia y racismo que surge por la necesidad de estas minorias de expresarse libremente. No podemos decir que no existan piques ni competitividad, sino que nunca se atacará a otra persona por su género, raza...».

Esta subcultura LGTB se ha popularizado mucho en los últimos años, dejando de ser clandestina y dándose a conocer entre una gran parte de la población. Dentro de este proceso de globalización, las ball rooms han llegado a España, celebrándose eventos de este tipo por todo el país, como es el caso de València. En esta ciudad, se llevan a cabo kiki balls, una rama concreta dentro de las ball rooms, tal y como explica Ororo Cosima: «La balls tienen más recorrido histórico y suelen ser eventos más grandes, importantes, serios, donde los jueces son más estrictos y es más caro de organizar. Por contra, las kiki surgen de querer simplificar y crear una escena más amena o ‘evento en miniatura’. En estas, hay menos categorías y los jueces son menos exigentes, aunque la esencia del evento es la misma».

Las kiki balls llegaron a Valencia hace pocos años gracias a personas como Silvi Mannequeen, una pionera que descubrió esta cultura hace 6 años y desde ese momento se ha dedicado a transmitirla. O Alex Sánchez, un profesor de ‘voguing’ (baile que se caracteriza por movimientos rígidos y control e los brazos, que se dio a conocer en masas a raiz del tema de Madonna) de València que llevó a varios de sus alumnos a Madrid para una competición de estas características. Uno de estos estudiantes fue Ororo Cosima, miembro del equipo de impulsores de los 2 eventos (uno de ellos en la discoteca Picadilly) que se han llevado a cabo en la ciudad valenciana.

Evento Kikiball en Picadilly (València). Vídeo cedido por Ororo y Mussa Cosima

Cada competición consta de dos partes: la presentación y las categorías. En la primera, también conocida como LSS (Legends Statement and Stars), se llama a escena a todos los participantes y tienen la libertad para lucir el talento que prefieran, como baile, vestuario… Los jueces los puntúan y si obtienen un ‘ten’ (equivale a un voto afirmativo, ya que antiguamente se valoraba del 1 al 10, siendo este la máxima puntuación), pasan a la siguiente fase. En caso de recibir un voto negativo o ‘chop’, no podían continuar. La siguiente parte consiste en batallas de 2 en 2 siguiendo unas categorías concretas hasta que solo queda un vencedor y obtiene un trofeo. Una de las categorías más frecuentes suele ser la llamada ‘realness’, según explica Cosima: «Hace referencia a la normatividad y es una de las primeras que se utilizaba en los 80, es decir, consiste en dar una apariencia normativa, por lo que si eras una mujer trans, debías parecer cis (el sexo y la identidad de género es la misma)». Sin embargo, hay muchas otras, como Butch Queen (hombre gay), Drag Queen, Vogue Femme (una variante del ‘voguing’ tradicional).


El 'realness' hace referencia a la capacidad de dar una apariencia normativa, como ser una mujer trans pero parecer cis

Actualmente, en España existen solo 5 o 6 kikihouses creadas en este país, siendo la casa Cosima la más relevante en València y cuenta con miembros de varias ciudades como Madrid, Cádiz o Salamanca. Según aclara Ororo, normalmente una persona se une a una familia debido a una buena relación con los integrantes de la misma, aunque hay casos que se unen por tener un gran talento. Además, son libres de abandonar una casa cuando no se sientan cómodos, así como pueden ser expulsados.

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